martes, 13 de septiembre de 2011

¿Quiénes somos?

El Centro de Salud Mental Saavedra (C.S.M.S) funciona desde hace más de 40 años en la zona norte de la Ciudad de Buenos Aires, con el fin de ofrecerle a la comunidad un espacio de contención, capacitación y atención a problemáticas relacionadas con la salud mental. La dirección de la institución está a cargo de la Licenciada Cristina Nahabedian, psicóloga clínica y psicoanalista quién se ocupa de coordinar el amplio equipo de profesionales que permiten el funcionamiento de este espacio único e innovador.
"Nuestro fin es ofrecerle a la comunidad un lugar de atención a los vecinos del barrio y de zonas adyacentes, un lugar en el que todas las problemáticas emocionales son bienvenidas para poder brindarle a cada paciente el tratamiento adecuado. Por otro lado, tenemos un programa de capacitación y educación ideado para formar profesionales del campo de la salud mental", sostiene Cristina Nahabedian.
C.S.M.S. está integrado por un equipo interdisciplinario de profesionales que extiende su atención a todas la áreas de la salud mental; el trabajo en equipo es uno de los prinicipales valores agregados del lugar, dinamica ideada con el fin de determinar tratamientos más certeros y completos y de lograr tiempos de recuperación más cortos y efectivos.
"Nuestros pilares para el trabajo en el Centro son la responsabilidad en la educación y capacitación, la reivindicación de una salud mental plena y la celebración de la libertad individual para lograr una óptima calidad de vida. Apuntamos a una comunidad más sana, más solidaria, nuestra apuesta es a la vida, ofreciendo nuestros supuestos saberes incluyendo nustros errores y esperando enriquecernos con todos aquellos que nos permitan aprender. Gracias a la vida si podemos sembrar algunas semillas de nuestra cosecha en otros que la quieran y recibir, es así como nos sentimos realizados y felices cada días en este lugar".

Cristina Nahabebian.

Un recorrido por nuestro lugar... Conocelo.

C.S.M.S. :  La Casa de Saavedra”

“A través de este blog la licenciada Cristina Nahabedian, directora del centro, abre las puertas de este dando la bienvenida a todas las personas que deseen conocerlo.

El C.S.M.S. es una “casa abierta" a todas las personas de Saavedra y zonas adyacentes.
Nombro como casa al C.S.M.S. porque si bien es un Centro de Salud Mental también es una casa, “La Casa de Saavedra”, lugar donde se realizan actividades que van más allá de la asistencia, las cuales no dejan de ser terapéuticas como: labor terapias, talleres diversos (de adolescentes, de padres, de la 3ª y 4ª edad, de niños con problemas de integración social, etc.)

También está abierta a todos aquellos que quieran dar o tomar cursos de distintas especialidades, acompañándolos siempre con una actitud de cuidado profesional avalándolos desde la dirección del centro. Ofrecemos y compartimos todo lo que nos pueda enriquecer a todos, Nuestro objetivo no es restar sino sumar.
La Casa de Saavedra” está perceptiva a toda inquietud, interrogantes, críticas constructivas, para que Saavedra el barrio donde la directora nació, creció, aprendió, sea cada vez más fructífero y destacado entre otros no para competir sino para complementar y “sembrar”.

“Quiero transmitir todo lo que me formó, todo lo que soy como profesional y ser humano, por eso abro las puertas de ésta, mi casa, a quienes con altura y respeto quieran apoyar y enriquecer este proyecto.”


Les contamos un poco que vemos al entrar:

Los consultorios son a la vez salas de esperas, espacios donde se realizan talleres, donde los profesionales y estudiantes realizan su formación posgrado, donde se ayuda a crecer a los bebés y a sus madres en esa relación primordial y tan hermosa.
Lugar ediliciamente cálido y lleno de amor para que todos los niños con las mismas capacidades o con capacidades diferentes nos permitan conocerlos, ayudarlos y aprender sobre la vida junto a ellos.

Una casa que ofrece a los pacientes con patologías graves hacer un “lazo social” con la institución pudiendo acudir en los momentos de crisis agudas cualquier sea, y ser contenidos por el profesionalismo, respeto y afecto de los profesionales.
Pueden leer, compartir sus emociones, sus sentimientos, porque no tejer, matear, pintar, dibujar, escribir, en esos 10 o 15 minutos que dura un ataque de pánico o la idea de “¿para qué existir?”, etc. Momento cortísimo pero decisivo en la vida de estas personas. Preferimos primero realizar esta contención y ese “saber hacer“ en el momento adecuado y si pasa nos ponemos contentos, sino recurrimos a la medicación. Contamos con especialistas y la experiencia recorrida pera hacerlo y tomar decisiones en los momentos justos, por eso trabajamos en equipo y estamos permanentemente comunicados.


“La sala de espera principal”

Es una sala para niños y bebés donde entre duendes, fotos, globos y un “babero enorme” que dice “Ayudándote a Crecer” vemos como nuestra labor se desarrolla con alegría y desafíos frente a los cambios que los niños muestran con el paso del tiempo.

“La cocina de La Casa de Saavedra”

Es un espacio chiquito pero que nos permite realizar algunas actividades (labor terapia, cocina, pintura, etc.) o porqué no para tomar mate junto a un paciente en crisis. La mesa que tiene distintas posiciones, permite realizar pinturas o dibujos frente a una ventana con una vista muy florida.
“Entre utencillos, cafés, té, mate, suprababond, témperas, tejidos, revistas, lloramos acompañamos y nos alegramos junto a nuestros pacientes sin dejar de asumir la autoridad y cuidado profesional.”
“El arte, la decoración, la creación nunca dejan de estar”
“Para crear hay que amar y solo amando se puede crear, transmisión de un “saber hacer” con una historia y trayectoria personal acompañada de amor y una gran vocación”.

“Pasando, está la sala principal, se ve un pasillo que por un lado linda con un baño y por otro con el consultorio de adultos y de la directora, el más discreto del lugar, hasta ahí nomás, donde sola o acompañada por el/la psiquiatra u otros profesionales, trata a sus pacientes y realiza las entrevistas vinculares, familiares o de pareja. También se realiza ahí las reuniones de equipo quincenales donde se trabajan los diferentes casos con la mirada y el saber de distintos profesionales.
Salimos y seguimos por el pasillo donde nos encontramos con una puerta que dice “niños y bebés” y un medidor de altura. “Escuchamos reiteradas veces: ¿Me medís?, ¡Cómo crecí!, Decime, ¿Cuánto me falta?, etc.

Acá si es para detenerse, un moisés, un catre, pañales, muñecos, juegos de toda índole, cuentos: Kitty, Winnie Pooh y sus amigos. Todo habla, adornos historias, muebles que dicen del mundo y fantasía de los niños. “Niños a quienes sus padres nos confían para que los ayudemos en sus distintas problemáticas, y los orientemos a ellos, como abordarlos, y acompañarlos en el crecimiento y en la vida. Las mamás y los papás que esperan a ese niño que va a nacer, practican a veces como juegos de niños, como lo hacían cuando lo eran en esa época, toda la puericultura y crianza de los bebitos. Se hacen amigos de los pañales, del catre, del moisés, del óleo calcáreo y de las cremitas, preparándose para la llegada de un sin fin de ilusiones. También ofrecemos la posibilidad a aquellos padres que sin saberlo esperaban un niño con determinadas capacidades y nace con otras. Frente al “castillo derrumbado” los ayudamos a fabricar como artesanos que son, otro castillo tan rico y elevado como el primero previamente destruido, porque para “construir” a veces se tiene que “destruir”.

Los espejos interjuegan y posibilitan a los pacientes y profesionales junto a sus padres, esas identificaciones primeras donde “ese sos vos, mi hijo, y te amo” juega el resto de la existencia, tarea complicada pero no imposible con niños con diferentes capacidades donde a través de los espejos ellos se reflejan y se buscan en el reflejo del otro, algo que no encuentran por ser discordante, donde ahí la imagen se quiebra y hay que reconstruirla. ¡¡Qué hermoso cuando se nos permite ayudar a lograrlo!! La alegría y el goce del niño, de sus padres y de nosotros, profesionales, que enorme. Ese goce no solo queda reflejado en los espejos, sino inscripto en el interés de cada uno de nosotros, sanando y enriqueciendo nuestras heridas, porque el profesional también se quiebra y ahí hay que ayudarlo a ubicarlo nuevamente “del otro lado del espejo”.

Saliendo por un gran ventanal encontramos lo más sorprendente “un patiecito muy pequeño donde Cristina construyó un arenero, una placita muy chiquitita pero cálida y contenedora para los más chicos que entre autitos, dinosaurios, baldecitos y arena estimulan su crecimiento, no deja de haber juguetes de bebés de hace hace veinte años atrás, aquellos con los cuales la hija menor de cristina jugaba, siendo bebé, este bebé creció y los donó al C.S.M.S.


Un banquito de plaza para compartir con un amiguito se destaca, puesto para el nuevo ser que apareció en la “Casa”, un nieto, el primero, el principito de la abuela, aquel ser que le permitió sentir el amor más profundo de la vida, un hijo de un hijo, doblemente hijo. También compartido con otros bebés que por una u otra razón entran y salen de la “Casa”. La piletita para bañarse en época veraniega no falta y miles de caracoles adornan este lugar.

Subimos una escalera y nos encontramos con una gran terraza, una sombrilla con sillones y dos mesas, plantas y pinturas de diseño que acompañan todas las reuniones de padres, adolescentes, festejos, iluminados por un cielo amplio y claro en los días privilegiados.

En un costado sobre la pared, una pintura habla de los adolescentes y abriendo una puerta diseñada por Agustina, joven de 17 años con mucha creatividad y juventud (ella nos acompaña siempre en todo lo que puede, decoración, Internet, cafecitos, trámites y sus opiniones y reflexiones muy pertinentes dentro de los distintos contextos. “Gracias Agus”.)
Bueno, que decir de este lugar, consultorio de jóvenes, que si bien todo llama la atención y deslumbra, pinturas, espejos, el “te amo” infaltable con letras de madera pegadas a la mesita decorada por Agus con corazones, no deja de ser un espacio donde los adolescentes, adolecen de su etapa ¡cuántas cosas escuchamos, cuántas aprendimos, cuánto por decir! y un proyecto puesto en marcha “Los Jóvenes argentinos hoy, organizando un proyecto de vida” una invitación a los padres de estos jóvenes que nos piden constantemente orientación y la posibilidad de decir que les pasa, que sienten, como adolecen el adolecer de sus hijos en esta época de crisis, sumada a la de la crisis normal del adolescente. ¿Las conclusiones de los jóvenes serán escuchadas por sus padres? ¿Los jóvenes estarán dispuestos a escuchar el adolecer de sus padres? ¡Que apuesta dura se le ocurrió a la dueña de “Casa”! Ella nos dice: “Es que la juventud tiene esa fuerza, esa vitalidad que nosotros admiramos y recordamos mirando para atrás, pero nosotros tenemos ese recorrido de la vida que nos enriqueció con sabiduría, ese “saber que nos da el haber vivido” y si lo unimos con la fuerza y el empuje de los jóvenes, ¡Qué sorpresa y qué alegría nos llevaríamos!
La apuesta del proyecto sigue en pie, y así como en el patio de los niños Cristina y Agus realizaron sobre un cartón una pintura, el cuento de Peter Pan, el niño que no quería crecer, agregando una frase de Pipo Pescador que dice: “Para mi hay un solo niño posible, el que tiene el futuro abierto. La niñez es eterna, pero nadie debe habitarla para siempre. Los niños tienen que crecer”.


Cristina piensa que es bueno y necesario no perder la ilusión, imaginario para poder seguir viviendo, pero es necesario después de volar un rato, pisar bien fuerte y ver la realidad para gozar y disfrutar de la vida. Ilusión, imaginación y realidad interjuegan con una vida digna y placentera nada fácil de lograr pero a eso apuesta.

En el consultorio de los jóvenes no deja de haber un buzón pintado con la figura de Jazmín, donde los adolescentes pueden escribir sus deseos, si es que los conocen o ya los tienen, y si no, se espera y se ayuda a que los tengan. Al lado un perchero de madera, con la lámpara y el genio de Aladino, cuento que Cristina eligió para ese proyecto. Entre las mochilas colgadas y gorros se ve la lámpara y el Genio “si no hay deseo, no hay vida y los adolescentes están en el proceso de poder crear sus propios deseos, dejando esa ilusión necesaria de que un “otro”, “El Genio” nos lo puede otorgar, cuando son ellos mismos los que deben construirlos abandonando los ajenos, de ahí el nombre del proyecto, Los Jóvenes argentinos hoy, organizando un proyecto de vida”.


La Casa de Saavedra”

  • Vida
  • Muerte
  • Sufrimiento
  • Goce
  • Amor
  • Placer
  • Crecimiento
  • Proceso
  • Llanto
  • Alegría
  • Deseos
  • Juegos
  • Alimentación
  • Duelos
  • Desprendimientos

Y otros condimentos interjuegan y se entremezclan en el C.S.M.S. apostando a la vida, sin dejar en ningún momento la humanidad, el respeto, la dignidad, y el profesionalismo indispensables para cumplir tan árdua tarea con alegría y goce.

Los invitamos a conocernos…

La Directora y Equipo del C.S.M.S, “La Casa de Saavedra”.

Producciones creativas del C.S.M.S.

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